Kentukis: seres y amos


Este libro lo elegí 100% por su portada, ¿quién podría culparme?




¿Quienes le abren las puertas de sus casas a desconocidos? Es una de las primera cosas que nos enseñan de chicos. No le abras a desconocidos. Sin embargo, ¿cuántos de nosotros tenemos smartphones y redes sociales y nos la pasamos compartiendo nuestra vida en la red?

De cierta manera, eso es abrirle una puerta a nuestra casa a desconocidos.

Kentukis de Samanta Schweblin va un paso más allá, y te introduce en un mundo no tan descabellado, donde estas pequeñas criaturas que llevás como mascotas a tu casa tiene detrás un "ser", una persona que puede estar del otro lado del mundo y aún así recorrer con libertad tu cocina o tu baño.

Las personas puede elegir ser "amo" de un Kentuki, o ser un "ser". Simplificándolo, las personas pueden elegir si prefieren invitar a un extraño a ver su día a día o quieren espiar en la cotidianidad de otra persona. Y en estos dos grupos de personas se divide la humanidad en este libro.

Tanto el "ser" como el "amo" no pueden elegir con quien le tocará convivir, y cada conexión puede ser establecida una sola vez.

Entonces, ¿qué tipo de personas están dispuestas a formar este vínculo e invadir o dejarse invadir por un completo extraño? Ese es el punto, todo tipo de personas, porque los Kentukis son cada vez más populares y hay uno en cada esquina. El libro conduce a través de diferentes historias, a veces del lado de las personas conviviendo con un Kentuki (los "amos"), otras desde la perspectiva del "ser" detrás de uno.

Estas personas son de diferentes generaciones, diferentes lugares del mundo, diferentes culturas y cada una de ellas tiene diferentes intenciones. Algunas se sienten solas, otras sienten curiosidad, otras son obligadas por una psicóloga y otras simplemente vieron el negocio.

En cada una de las historias se van explorando diferentes aristas de nuestra propia naturaleza humana, las acciones e intenciones se van torciendo y retorciendo. Aun la menos perturbadora termina siéndolo ya que el punto central de la historia es la constante invasión de la privacidad, la construcción y destrucción de límites. ¿Qué tanto podés confiar en alguien que esta siguiendo tus movimientos desde una pantalla y a la que vos mismo invitaste a hacerlo? Quizás, si estás en el momento y lugar indicados, un gesto oportuno puede salvarte. O destruirte.

Si lo vemos desde afuera, nos parece irreal, pero realmente ¿qué tan lejos estamos de llegar a algo así? Esta historia explora la relación tan compleja, dependiente, y a veces enfermiza que tenemos con al tecnología, pero también entre nosotros como especie.

Detrás de cada Kentuki, se encuentra una persona, ¿pero qué tan conscientes son los personajes de ello? Y nosotros, ¿recordamos siempre que detrás de cada pantalla, de cada posteo en instagram o cada tweet, hay también una persona real de carne y hueso?

Kentukis nos introduce un concepto muy interesante que lleva los límites entre nuestra privacidad y dependencia a la tecnología a lugares de los que quizás no sea posible volver. Es una irrealidad perversa que no sabemos cuándo pueda llegar a convertirse en real.

Y vos, ¿te comprarías un Kentuki? ¿O preferís ser un "ser" antes que un "amo"?


Se preguntó, con un miedo que casi podría quebrarla, si estaba de pie sobre un mundo del que realmente se pudiera escapar.

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